Ir al contenido principal

EL IMPERIO ROMANO

LA REORGANIZACIÓN DEL IMPERIO

  El ejército del Danubio era el más poderoso del Imperio y estaba formado en su casi totalidad por saldados y generales ilirios (albaneses). De acuerdo con la costumbre de esa época, entre estos últimos fueron elegidos sucesivamente varios emperadores, hombres incultos pero de gran energía militar. Lograron restablecer el orden en el Imperio y rechazar a los bárbaros.
  Aureliano (270-275) luchó en Oriente y reconquistó Siria, pero se vio obligado a evacuar la Dacia ante el ataque de los godos. En otra campaña militar sometió la Galia, que se había sublevado.
  Este emperador ilirio fue un excelente administrador y para prevenir cualquier ataque contra Roma, ordenó la construcción de una sólida defensa, de diecinueve kilómetros de largo, que se llamó "muro de Aureliano".
  Le sucedió Probo (276-282) que detuvo a los bárbaros frente a los ríos Rin y Danubio. Este sencillo y austero emperador logró sofocar diversas rebeliones y mejorar la administración.
  Probo fue asesinado, y luego siguió un período de confusión, pues varios sucesores parecieron de igual forma hasta que ocupó el trono Diocleciano (283-305) gobernante que se destacó por su prudencia y talento administrativo.
  Para facilitar la administración dividió el vasto Imperio en dos regiones: Oriente y Occidente, a las órdenes de dos emperadores llamados Augustos.
  Diocleciano se estableció en la zona oriental, fijó por capital a Nicomedia (Asia Menor) y nombro como coemperador  Maximiano en la ciudad de Milán.
 La división favorecía la actividad administrativa y aseguraba las fronteras contra los ataques de los bárbaros, pero quitaba importancia a su primitiva capital.
  Para evitar que la elección de los emperadores estuviera sujeta al arbitrio de los soldados, fueron designados dos personajes, con el título de césares, que secundarían a los Augustos y luego debían sucederlos en el trono. Diocleciano designó a Galario para sí, y a Constancio Cloro para Maximiano.
  Esta nueva forma de gobierno, en que el poder radicaba en cuatro nombres, se llamó Tetrarquía.
 En el año 305, Diocleciano abdico y lo mismo hizo Maximiano, subiendo al poder, como estaba dipuesto, Galerio y Constancio Cloro. Estos nombraron nuevos cèsares, pero cuando falleció el último, su hijo Constantino -que no había sido designado para sucederle- fue nombrado Augusto por sus soldados.
 Galerio se opuso a esta alteración de lo dispuesto por la Tetrarquía y entonces volvió a ocupar el cargo de Augusto, nombrado César a su hijo Majencio. Debido a estos incidentes, se produjeron guerras civiles, en cuyo transcurso fueron designados hasta seis emperadores simultáneos, los que con el tiempo fueron eliminándose mutuamente.
  Mientras tanto, Constantino partió de la Galia y avanzó contra Majencio.
  Se afirma que durante la marcha, Constantino y sus tropas observaron atónitos en el firmamento una gran curz, con la siguiente inscripción "Vencerás con este signo" (in hoc signo vinces).
  Ante la sorprendente aparición, mandó a grabar la cruz de Cristo en sus estandartes.
  


  El choque entre ambos ejércitos se produjo en las proximidades del Puente Milvio, cerca de Roma (312). Majencio fue derrotado y al huir pereció ahogado en el Tìber.

  

Comentarios