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Esparta y Atenas

                                ESPARTA Y ATENAS

 

Esparta

Al sudeste del Peloponeso, entre las montañas del Tiageto al oeste, y de Parnón al este, se extiende un valle recorrido por el rió Eurotas. Esta región fue la Laconia, habitada primero por razas prehelénicas, luego por los aqueos y después dominada por los dorios, que llegaron a esas tierras en el siglo XII (a. C). Estos invasores dorios ocuparon la antigua ciudad de Lacedemonia y fijaron su centro en Esparta. Con el transcurso del tiempo, los espartanos conquistaron toda la Laconia, sometieron a los pueblos allí establecidos y durante tres siglos (VIII a VI a. C) desempeñaron un papel muy importante en la historia de Grecia.
 Por influencia del suelo, del clima y debido a la hostilidad de los aqueos sojuzgados, los espartanos formaron un pueblo guerrero, es decir, un Estado militar que siempre estaba dispuesto a entrar en lucha contra sus enemigos. Los favorecía la situación geográfica del país, pues el valle del Eurotas era una verdadera fortaleza natural, muy fácil de defender y casi impenetrable.
Licurgo
 La organización política y social de Esparta era atribuida a un sabio legislador, llamado Licurgo, a quien se tributaban divinos.
 Según la tradición vivió en el siglo IX (a. C) y era tío y tutor de un rey. Realizó varios viajes por Asia Menor, Egipto y la isla de Creta, donde conoció las leyes del Rey Minos.
 Cuando regresó, al cabo de dieciocho años, encontró a Esparta en una completa anarquía, debido a las desigualdades sociales. Consultó al oráculo de Delfos sobre su proyecto de legislación y como mereció el apoyo de dioses, redactó un Código que los espartanos juraron respetar. Luego partió para no regresar más.
 Hoy en dia, la mayoría de los historiadores niega la existencia de Licurgo. Otros sostienen esa posibilidad y afirma que su código es copia de los cretenses. Según la opinión más acertada, las "leyes de Licurgo" no pueden atribuirse a un solo hombre ni a una sola época, pues son obra de muchas generaciones
Organización política
 Durante los primeros siglos de la historia de Esparta se forjaron sus instituciones políticas y sociales, que luego fueron consolidadas por leyes de Licurgo.
a) La realeza. Esparta estaba gobernada por dos reyes hereditarios, que decían descender de dos familas de alta alcurnia, rivales entre si. Estas casas reinantes permanecía siempre en discordia y su separación era tolerada para evitar los exceso del poder, pues ambos mandatarios se controlaban mutuamente. En caso de guerra, uno solo marchaba al combate.
 La muerte de cualquiera de los soberanos, era considerada una calamidad pública y ruante diez días el pueblo demostraba su pesar, mientras que dos miembros de cada familia espartana, vestían de luto. El difunto era venerado como un semidiós.
 El rey era, a la vez, jefe supremo del ejército, sumo sacerdote y primer juez, pero sus atribuciones estaban limitadas por otros organismos del Estado y con el transcurso del tiempo perdieron autoridad.
b) El senado. Llamado tambíen Gerusía o Consejo de los Ancianos, se componía de 28 miembros vitalicios, mayores de sesenta años, es decir, no comprendidos dentro del servicio militar obligatorio. Estos ancianos o gerontes (de donde deriva Gerusía) eran elegidos en una asamblea popular.
 Sin orden establecido, destilaban uno por vez ante la muchedumbre, mientras los senadores -que oficiaban de jueces- permanecían ocultos, sin ver al candidato. Aquel cuyo paso era saludado en el clamor más estruendoso, ocupaba el cargo.
 El senado redactaba las leyes, las hacía conocer y las promulgaban aun con la oposición de la Asamblea del pueblo. Los gerontes administraban la justicia y se ocupaban de las cuestiones diplomáticas.
 A pesar de que la legislación de Licurgo les otorgaba grandes privilegios, no pudieron mantenerlos, porque al igual que los reyes, su autoridad fue absorbida paulatinamente por los éforos.
c) La Asamblea popular o Apella. Estaba formada por todos los ciudadanos espartanos mayores de treinta años, considerados "iguales". Se reunía periódicamente y si bien en los comienzos estuvo presidida por los reyes, posteriormente esa facultad pasó a los éforos. Esta reunión popular aceptaba o rechazaba, sin deliberar, las propuestas del Senado, pero no estaba facultada para proponer cuestiones nuevas.
e) Los éforos. Aproximadamente por el siglo VI (a. C) se creó un nuevo organismo, integrado por cinco magistrados elegidos por un año, con el mismo procedimiento empleado para los senadores. Se llamaban éforos (inspectores) y fueron, en realidad, los verdaderos jefes del gobierno espartanos. Las incesantes luchas entre las dos dinastías y su desprestigio ante el pueblo, favorecieron el control sobre todos los organismos del Estado.
 Los éforos convocaban y presidían el Senado y la Asamblea; decretaban la movilización del ejército y durante la campaña daban órdenes a los generales. También administraban la justicia y controlaban las finanzas. En el orden social vigilaban la vida privada de los adultos y la educación de la juventud, de manera que fueron árbitros de la moral pública.
 Organización social
 Cuando Esparta quedó constituida como una comunidad organizada, existían tres clases sociales: los espartanos, los periecos y los ilotas.
a) Los espartanos. También llamados espaciatas, eran los descendientes de los antiguos dorios. Formaron la raza dominante y privilegiada y se dedicaban especialmente a la vida militar. Eran dueños de todas las tierras, pero les estaba prohibido un oficio ni dedicarse a las actividades económicas.
 Los espartanos se consideraban entre sí "los iguales", pues el nacimiento les otorgaba los mismos derechos, aunque para disfrutar de los "derechos políticos" era obligatorio haber recibido la educación del  Estado y tener una renta adecuada para asistir a las comidas públicas. Los que no reunían estos requisitos eran considerados semiciudadanos.
b) Los periecos. Clase social integrada por los antiguos aqueos sometidos. Habitaban en aldeas, como pequeños propietarios, a lo largo del valle del Eurotas, vigilados por gobernadores espartanos. Gozaban de completa libertad social y económica, aunque carecían de derechos políticos; se dedicaban al comercio y a las manufacturas. Estaban obligados a servir en el ejército y marchaban al combate protegidos por gruesas armaduras.
c) Ilotas. También eran parte de las tribus primitivas, pero fueron reducidos a una condición humillante porque quisieron librarse del yugo de los invasores.
 Formaban un pueblo de campesinos que sembraban la tierra y debían entregar a los espartanos -dueños del suelo- parte de las cosechas. No podían abandonar las aldeas que habitaban, pero los propietarios tampoco podían expulsarlos de ellas. Eran muy valerosos y en diversas oportunidades prestaron grandes servicios al ejército.
El ejército. Los espartanos organizaron un poderoso ejército para reprimir cualquier intento de rebelión de los pueblos sometidos. Para esta causa, vivían en permanente estado de guerra, único modo de mantener la dominación que habían conseguido por la fuerza de las armas. Según expresión del historiador Jenofonte, fueron verdaderos "artistas en el arte militar".
 Los espartanos combatían a pie, con armas semejantes a las utilizadas en las épocas homéricas; el soldado con armamento completo se llamaba hoplita
 Protegían su cabeza con un casco, en cuya parte superior podía observarse una alta cimera: el pecho y espalda estaban cubiertos con una coraza de bronce y las piernas con protectores del mismo metal. Usaban un escudo ovalado, espada corta y lanza bastante larga

 Cuando estaban frente al ejército enemigo se colocaban en falange, es decir, en otro extensas filas, unas detrás de otras, formando con los escudos una verdadera muralla humana. Antes del combate, el rey consultaba la opinión de los adivinos; luego se ubicaba a la derecha de sus tropas y entronaba el pean o canto guerrero, que los soldados repetían el coro.
 atacaban en conjunto y con perfecto orden hasta que el enemigo quedara desecho  o huyera; en este caso no perseguían a los fugitivos, corrían el riesgo de ser derrotado aisladamente. Con las armas de los vencidos formaban un montón que llamaban trofeos.
 El guerrero espartano era prácticamente imbatible, porque a sus excelentes condiciones físicas unía el valor y la disciplina militar.
 La educación. Desde la hora del nacimiento comenzaba la rígida y severa educación militar. Como el deber principal de los espartanos era prestar servicios a la patria, el Estado ordenaba la muerte de todos recién nacido que presentará defectos incompatibles con la vida del soldado.
 Cuando los niños cumplían los siete años eran retirados de la tutela materna e ingresaban en un grupo, bajo las órdenes de un instructor. Practicaban diariamente gimnasia y juegos atléticos para fortalecer el cuerpo; también los acostumbraban a soportar los sufrimientos y las privaciones.
 Además de esa educación guerrera, se les enseñaban nociones de escritura y lectura, a cantarlos himnos patrióticos y a tocar la flauta y la líra; también les inculcaban un gran respeto hacia los ancianos.
 A los veinte años los jóvenes ingresaban al ejército y recién a los treinta años le era permitido casarse y formar parte de la asamblea; la vida militar duraba hasta los sesenta años.
 Las jóvenes espartanas recibían una educación varonil, crecían fuertes y robustas y eran tan valerosas como los hombres.
 Cierto día, una madre recibió la triste noticia de que todos sus hijos habían muerto en la lucha y sin inmutarse respondió: "Te los había dado, Esparta, para que muriesen por ti".
 Un joven mostraba la espada a su madre y se quejaba de que era muy corta; ella le respondió: "Adelanta un paso y será bastante larga".
 Otra madre solicitaba noticias de la batalla y entonces le dijeron que sus cinco hijos habían muerto: "No es eso lo que pregunto. ¿Han resultado victoriosos los espartanos?... ¿Sí?... entonces, demos gracias a los dioses".
Las costumbres. Habitaban en casas construidas con maderas, sin ningún adorno. Usaban sencillos vestidos y sólo en tiempos de guerra se peinaban y lucían un manto rojo. El que permanecía soltero era marcado con desprecio, pues todo individuo debía casarse para dar hijos que murieran por la patria.
 Los espartanos no comían en casa con sus esposas, sino que se reunían en grupos de quince -entre los que figuraban ancianos y niños- llevando una parte igual de harina, trigo, higos, trozos de carne, y vino. El manjar predilecto era la "sopa negra", especie de guiso hecho con carne, grasa de cerdo y vinagre.
 Los espartanos se complacían en hablar con pocas palabras. Esta particularidad de los habitantes de Laconia se hizo célebre y el termino "lacónico" siguió aplicándose a todo aquel que hablara en forma breve y concisa.

Conquista del Peloponeso
 En el transcurso del siglo VIII (a. C), Esparta inició una política de expansión que le permitió someter a una influencia toda la región del Peloponeso. Después de dura lucha conquistó la Mesenia y la Argólida, muchos de cuyos habitantes huyeron y los restantes fueron relegados a la condición de ilotas. Con las ciudades que no pudo dominar con la fuerza de las armas -Corinto, Megara, Egina, etc.- formó la liga del Peloponeso. Sus integrantes, en caso de peligro, debían suministrar a Esparta armas y dinero.

ATENAS

 El Ática es una península de forma triangular -perteneciente a la Grecia continental- que se interna en el mar Egeo hasta el cabo Sunión, entre la isla de Eubea al norte y el istmo de Corinto. Este pequeño territorio, de veinte leguas de largo por diez de ancho, es poco fértil y está recorrido por algunos montes (Pentélico, Himeto) y llanuras, como las de Atenas, Maratón y Eleusis.
 A una legua del mar y en el valle del arroyo Cefiso, se levantaba Atenas, la capital, llamada así en homenaje a la diosa Atenea, patrona de esa región. Por influencia del medio geográfico, los habitantes no fueron agricultores y se dedicaron especialmente al comercio y a la navegación.
 En épocas muy remotas (3.000 años a. C), la población estaba radicada sobre una pequeña meseta, que recibió el nombre de Acrópolis o ciudad alta. Posteriormente y debido al aumento de habitantes, éstos levantaron sus viviendas al pie de la meseta, mientras que en la Acrópolis sólo se construyeron monumentos. A una distancias de siete kilómetros se encontraba el puerto del Pireo.
 Los atenienses se decían autóctonos, aunque en realidad provenían de la cruza de extranjeros con elementos nativos.
 El gobierno primitivo. No se sabe con certeza la historia primitiva de Atenas. Se afirma que en el siglo XIII (a. C) un rey llamado Teseo reunió doce comunidades independientes en un solo Estado, y fijó en Atenas la sede del Gobierno. Luego, al igual que en otras regiones de Grecia, tuvieron un sistema patriarcal que evolucionó de los genos a los demos para finalizar en una monarquía absoluta, representada por el rey o basileus. Éste era considerado el primer sacerdote del pueblo, gobernaba en forma clemente y la comunidad le otorgaba la mejor parcela.
 Además del soberano, existían en Atenas familias ricas y poderosas, cuyos miembros eran los propietarios de las tierras y los únicos que podían llegar a desempeñar cargos públicos. Se llamaban eupátridas (de buenos padres) y se consideraban superiores a los demás habitantes.
 Con el transcurso del tiempo, estos nobles limitaron la autoridad del rey, pues nombraron un polemarca o general y un arconte vitalicio, aunque luego, este último sólo duró diez años en el cargo. Por el año 682 (a. C), los eupátridas establecieron un gobierno oligárquico de nueve arcontes. La autoridad del monarca subsistió en la de uno de sus miembros, llamado arconte-rey, encargado de las funciones religiosas. 
 Era elegido anualmente y pertenecía a las familias más aristocráticas de Atenas. Los otros arcontes eran: el polemarca o generalísimo, el epónimo, con cuyo nombre se designaba el año del calendario, y los seis tesmotetes que presidían los tribunales.
 En Atenas nunca fue suprimido el título de rey, debido a sus funciones sagradas, anexas a la dignidad del soberano
 Los nobles -especialmente viejos arcontes- integraban el Areópago, tribunal supremo encargado de juzgar a los acusados de asesinato. Se reunían en un santuario ubicado frente a la Acrópolis.

Dracón
  El gobierno de los nobles fue un brutal para pueblo; los labriegos y artesanos vivían agobiados por deudas y su situación era angustiosa. Surgió una nueva clase social, la de los comerciantes e industriales, que deseaban tener participación en el gobierno y se unieron a los campesinos para obtener mejoras en las condiciones de vida.
  En el transcurso del siglo VII (a. C.) se produjeron diversas revueltas y con el objeto de restablecer el orden, los eupátridas encomendaron a Dracón la redacción de un Código.
  Hasta en ese año (621 a.C) ls atenienses carecían de leyes escritas y la justicia se administraba sobre la base de las costumbres, es decir, al derecho consuetudinario. Este procedimiento era perjudicial para el pueblo, pues los jueces -pertenecientes a la nobleza- fallaban en forma arbitraria, para defender los intereses de su clase.
  Las leyes draconianas, basadas en el antiguo derecho patriarcal, fueron escritas en tablas de piedra, para que todos se enterasen de sus disposiciones.
  Castigaban los delitos con gran severidad y aplicaban la pena de muerte aun a los acusados por faltas leves. Por su excesivo rigor, las Leyes de Dracón cayeron en desuso y como nada hicieron para aliviar la miseria económica, las luchas de viles prosiguieron. El país estaba al borde de la anarquía, cuando los diferentes partidos en discordia se pusieron de acuerdo y eligieron a Solón  para el arcontado (año 594 a.C).

  Solón
  Hombre inteligente y virtuoso, estaba emparentado con la más rancia aristocracia, pero también conocía los problemas de la clase media, porque era comerciante. Considerado uno de los "siete sabios de Grecia", fue filósofo y poeta, intercalando frecuentes consejos en sus poemas. Dueño absoluto de Atenas, nunca se dejó dominar por la pasión, y sus contemporáneos lo juzgaron como hombre justo y capaz.
  Solón dejó sin efecto el severo Código de Dracón y para satisfacer las aspiraciones de los atenienses, realizó una serie de reformas en el orden social, político y económico.
 a) Reformas sociales. Decretó la  "abolición de las cargas", es decir, la libertad de todos aquellos que estaban sometidos a servidumbre por deudas insatisfechas. Ordenó el regreso al Ática de todos los atenienses vendidos como esclavos al extranjero. Determinó la extensión máxima para la propiedad de la tierra y repartió parcelas entre los campesinos. Dividió a la población -de acuerdo con su fortuna- en cuatro clases, pero si bien todos podían participar en el gobierno, los más ricos tenían mayor intervención, aunque pagaban más impuestos.
 b)Reformas políticas. Estableció que todos los ciudadanos tenían libre acceso a la Asamblea del Pueblo (Ecclesia), encargada de votar las leyes. Solón creó el Consejo de los cuatrocientos, destinado a preparar los proyectos de leyes y al cual podían ingresar los miembros de las primeras clases. El Areópago siguió administrando la justicia, pero estableció el Tribunal de los Heliastas -destinado a la apelación de las sentencias de los arcontes-, cuyos miembros eran ciudadanos pertenecientes a la última clase.
 c)Reformas económicas. Fomentó la industria y el comercio e introdujo un nuevo sistema de pesas, medidas y monedas. Permitió al pequeño propietario vender más caro sus productos, con el objeto de mejorar su situación económica.

  Las leyes de Solón fueron escritas en cilindros de madera y colocadas en la Acrópolis; todos juraron respetarlas. No quitaron el poder de los nobles, pero permitieron a los ciudadanos enriquecidos por el trabajo, ocupar lo más altos cargos. Por otro parte, constituyen un valioso antecedente del gobierno democrático griego.

  Pisistrato y la tiranía

  Para no hacer enmiendas o adiciones a sus leyes, Solón partió para el Egipto. Durante su ausencia se renovaron las luchas entre las partidos políticos, situación anárquica que aprovechó Pisistrato, joven adinerado que se puso al frente del partido popular y logró tomar el poder.
  Ya era bastante conocido por el pueblo, cuando simuló hallarse rodeado de enemigos y pidió una guarda personal para que lo defendieran. Cierto día se hirió de varios tajos en  el rostro y con la túnica ensangrentada se presentó en la plaza pública diciendo "He aquí el precio de mi amor para con el pueblo y del celo que pongo en defender sus derechos". Engañados, los atenienses le facilitaron más tropas, con las que se apoderó del gobierno.
  Este tirano respetó las leyes de Solón y fue un hombre querido por todos. Mejoró la situación de los campesinos, embelleció a Atenas con diversos monumentos, fomentó la industria y el comercio exterior. Durante su mandato se realizó la recopilación y publicación de los poemas homéricos.
  A su muerte (528 a.C.) le sucedió su hijo Hiparco, que pereció asesinado en el transcurso de una procesión dedicada a la diosa Atenea. El atentado estaba dirigido contra su hermano Hipías, por lo cual éste, cuando asumió el poder -sediento de venganza- se transformo en un verdadero déspota. Finalmente fue derrocado y logró huir de Persia.

  Clístenes y sus reformas

  Un jefe de la aristocracia, llamado Clístenes, se puso al frente del pueblo y fue el fundador del verdadero régimen popular (507 a.C.). Miles de libertos y de colonos extranjeros adquirieron el derecho a la ciudadanía, pues Clístenes hizo conocer su máxima.
  Hasta esa época, por obra de Solón, el pueblo estaba dividido en cuatr clases. Clístenes fraccionó el territorio en cien demos (pueblos en aldeas) que, a su vez, formaban diez tribus, cuyos integrantes eran iguales ante la ley.
  Durante su mandato, todos los ciudadanos podían llegar a desempeñar funciones públicas.
  Para impedir el surgimiento de nuevos tiranos, Clístenes introdujo la institución del ostracismo. Consistía en el destierro por diez años de todo ciudadano que se tornara indeseable para la tranquilidad pública. Sólo la Asamblea estaba facultada para dictaminarlo y el acusado podía regresar al cabo de ese lapso. No era una pena sino una medida política, por esa causa no eran confiscados sus bienes ni perdía sus derechos de ciudadano.
  Al conceder a la mayoría del pueblo la participación en el gobierno, Clístenes introdujo la democracia.

  El gobierno ateniense

  A partir del año 503 (a.C.), época en que comenzaron a aplicarse las reforma de Clístenes, el gobierno ateniense fue una democracia. El pueblo se transformó en soberano de sus propios destinos y todos los ciudadanos tenían idénticos derechos. Las magistraturas eran electivas; los funcionarios, elegidos por sorteo, duraban generalmente un año al frente de su cargo y transcurrido ese lapso, la Asamblea juzgaba su actuación.
  El gobierno ateniense comprendía las siguientes instituciones:

                                                           


  El Arcontado, el consejo o senado (Bulé), la Asamblea del pueblo, los estrategos y, además, dos tribunales: del Areópago y de los Heliastas.
 a)El Arcontado. Con el desarrollo de la democracia, los nueve arcontes, que desde los tiempos primitivos dirigían todos los asuntos de Estado, fueron perdiendo autoridad. Finalmente conservaron atribuciones de carácter judicial y religioso.
b)El Consejo o Senado. (Bulé.) Luego de las reformas de Clístenes, lo integraban 500 miembros (buleutas), sorteados anualmente, entre ciudadanos mayores de treinta años. Para deliberar -debido a su número- se dividían en diez secciones o pritanías, con 50 miembros cada una, que trabajaban una décima parte del año.
  Este Consejo tenía muy amplias atribuciones, especialmente legislativas. Estudiaba todas las cuestiones del Estado, preparaba y discutía los proyectos de ley y se ocupaba de las relaciones con el extranjero.
c)La Asamblea del pueblo. (Ecclesia.) La componían todos los ciudadanos mayores de veinte años y era convocada generalmente cada ocho días; se reunía al aire librre, en la plaza (Ágora) o bien en las proximidades de la Acrópolis.
  La Asamblea estaba facultada para declarar la guerra, elegir los funcionarios anuales y examinar su actuación; además, condenar al ostracismo y otorgar la ciudadanía.
d)Los estrategos. A partir del siglo V (a.C.), diez estrategos remplazaron al arconte polemarca en mando del ejército y de las fuerzas navales.
  Podían ser reelectos y en caso de guerra uno solo dirigía las operaciones. Con el transcurso del tiempo aumentaron su prestigio y algunos -como Pericles- ocuparon las más altas dignidades.
e)El Areópago. A pesar de que conservó su autoridad moral, prácticamente perdió atribuciones. Juzgaba ls crímenes y a los culpables de incendios.
f)El tribunal de los Heliastas. Lo integraban 6.000 jueces (600 por tribu) sorteados entre los ciudadanos mayores de treinta años. Como era un cuerpo demasiado numeroso, para sus deliberaciones se dividía en diez secciones de 500 miembros cada una y elegían 1.000 suplentes. Esta cantidad excesiva de jueces fue perjudicial para el recto cumplimiento de la justicia.
  Las atribuciones de este tribunal eran muy amplias, pues entendía en todas las causas judiciales, exceptuando los asesinatos, que correspondían al Areópago.

  Organización social

  La población comprendía los ciudadanos, loes metecos y los esclavos.
a)Ciudadanos. Eran todos los hombres libres, hijos de padre y madre atenienses que habían cumplido los diecisiete años. El joven ciudadano era empadronado previa investigación detallada sobre su origen, pues en caso de concederle la ciudadanía sobre datos alterados, perdía la libertad y sus bienes a favor del Estado. El número de ciudadanos con pleno goce de los derechos políticos -que alcanzaba a los veinte años- parece aproximarse a unos 45.000 a comienzos de la guerra del Peloponeso.
b)Metecos. Todos habitantes libres del Ática, que no tenían derecho de ciudadanía que se consideraban metecos (extranjeros domiciliados). En gran parte fueron inmigrantes, que se dedicaron a la industria y al comercio.
c)Esclavos. En su gran mayoría eran prisioneros de guerra. Su número alcanzó, entre los siglos V y IV (a.C.) a cerca de 100.000. Los esclavos se ocupaban en las faenas más rudas, prestaban servicios al Estado en una especie de cuerpo policial y también servían a los diversos magistrados. Estaban a merced de su amo, que podía castigarlos y privarlos de alimentos, pero la ley no le permitía que los matase.
  Conviene destacar que en ningún país antiguo recibieron trato más benigno que en Atenas, y muchos de ellos -en recompensa a servicios prestados- lograban la libertad; en tal caso se consideraban metecos.

  La familia. Era monogámica y el matrimonio se convenía por contrato de ambas partes. El padre ejercía un poder absoluto sobre su esposa e hijos y era el único que podía realizar las ceremonias religiosas ante el altar doméstico. Tenía autoridad para no reconocer a su hijo recién nacido; en tal caso, la exponía en la puerta de su casa (expósito).
  La mujer dependía -en todos los aspectos- de la tutela de su marido; cuando éste fallecía no heredaba ningún derecho y pasaba a depender de su padre, hermano o hijo mayor. Sólo abandonaba su casa para asistir a los funerales de un pariente o a una procesión religiosa, pues pasaba el día trabajando en el telar y vigilando la labor de sus esclavos.

El ejército. Todos los ciudadanos atenienses, comprendidos entre los dieciocho y sesenta años, tenían el deber ineludible de servir en el ejército, aunque la institución militar -a diferencia de España- sólo duraba dos años.
  Los hombres pertenecientes a las clases sociales más adineradas, formaban la infantería pesada u hoplitas y la caballería. Los miembros de las clases restantes integraban el cuerpo de auxiliares (arqueros) o bien tripulaban las embarcaciones.
  Cuando tenían que hacer frente a una guerra, los atenienses podían equipar un ejército de 100.000 hombres.
  La armada era muy poderosa, pues trirremes o embarcaciones con tres filas de remeros llevaban soldados para el desembarco y podían -con la ayuda de las velas auxiliares- navegar a razón de tres leguas por hora.

  La educación. En Atenas, la educación de los niños era objeto de los mayores cuidados y trataba de alcanzar el desarrollo armonioso del cuerpo, sin olvidar el cultivo del espitiru. Por la mañana se dirigían a la escuela bajo la vigilancia de un esclavo llamado pedagogo -que los ayudaba en el estudio- y regresaban por la noche a casa de sus padres.
  La enseñanza era privada. Desde los seis años, los niños concurrían a la escuela donde aprendían a leer, escribir, recitar versos y a cantar. A partir de los catorce años, debían asistir a la palestra, para hacer gimnasia y juegos atléticos.
  Las niñas permanecían al lado de su madre y no recibían ninguna educación.
  A los dieciocho años, el joven ingresaba en el ejército y era considerado un efebo. Generalmente aprendía el manejo de las armas lejos de la ciudad natal, en guarniciones fronterizas, especie de plazas fortificadas. A los veinte años, y luego de un solemne juramento, adquiría los derechos de ciudadano.

  La vida y costumbres. La ciudad de Atenas se levantaba al pie de la Acrópolis. Las viviendas limitaban las estrechas y mal niveladas calles, carentes de pavimento y alumbrado. Esas casas eran de adobe, generalmente de un piso, al que se subía por una escalera exterior; tenían techos de tejas. Los nobles poseían viviendas más amplias: primero se encontraba un patio central, rodeado de columnas -el androceo- al cual daban las habitaciones principales, donde el dueño atendía a sus amistades; al fondo se hallaba el segundo patio, con piezas destinadas a la esposa y los hijos. La cocina y otras dependencias se encontraban en la parte posterior.
  El moblaje era muy sencillo, constaba de literas, banquetas y cofres para guardar las ropas. Iluminaban las habitaciones con lámparas de aceite.
  Los atenienses se levantaban a la salida del sol y dedicaban bastante tiempo al arreglo personal, especialmente el peinado y los distintos afeites que aplicaban sobre su rostro. Desayunaban pan y vino.
  Por la mañana, el ciudadano atendía sus obligaciones políticas o visitaba a sus amigos. Al mediodía regresaba a su casa, para almorzar con su familia.
  La alimentación común se basaba en el pan, higos, pescado frito, queso, ajo, aceitunas y miel. El pan se amasaba con harina de cebada, no se cocía al horno y se comía rociado con vino o aceite. La carne -en especial de buey, carnero y cabrito- era poco utilizada. Bebían agua, leche de cabra y vino, este último mezclado con pequeños trozos de sal y plantas aromáticas.
  Por la tarde practicaban gimnasia y al ponerse el sol, cenaban en su casa y luego se reunían con invitados, en amable tertulia.
  Ambos sexos vestían una túnica blanca que sujetaban a la cintura con correas; sobre ella, acostumbraban a colocarse una capa. No usaban sombrero y sólo cuando viajaban cubrían su cabeza con un fieltro. Generalmente andaban descalzos, aunque a veces usaban sandalias. Las mujeres teñían su cabello de castaño claro y rubio, además gustaban de las joyas y vestían túnicas bordadas.

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